Buscado en la naturaleza desde hace 85 años sin resultados, físicos han conseguido detectarlo por fin en laboratorio
Todos los imanes tienen dos polos, el norte y el sur.
Aunque partiéramos uno en mil pedazos, incluso a un nivel atómico, cada
pedazo infinitesimal mantendría los dos polos de forma invariable. Sin
embargo, hace casi 85 años, un pionero de la física teórica, Paul Dirac,
predijo la existencia en el Universo de algo que parece imposible, partículas con un solo polo magnético, llamado monopolo
(el norte sin el sur, o viceversa). Desde entonces, científicos de todo
el mundo han tratado de encontrarlas sin ningún resultado, incluso en
rocas lunares o antiguos minerales fosilizados. Ahora, un equipo del
Amherst College (EE.UU.) y la Universidad de Aalto (Finlandia) ha creado
en laboratorio el primer monopolo del mundo. El logro, publicado en la revista Nature,
allana el camino para la detección de estas partículas en la
naturaleza, lo que, según los físicos, sería un desarrollo
revolucionario comparable con el descubrimiento del electrón.
«La creación de un monopolo magnético sintético puede
proporcionarnos una visión sin precedentes del monopolo magnético
natural, si es que existe», dice David S. Hall, de Amherst. En lugar de
buscarlo en la naturaleza, los físicos crearon e identificaron los
monopolos magnéticos sintéticos en un campo magnético artificial
generado por un condensado de Bose-Einstein, un gas atómico extremadamente frío cercano al cero absoluto.
Después de resolver muchos problemas técnicos, el equipo se
vio recompensado con las fotografías que confirmaban la presencia de
los monopolos en los extremos de pequeños remolinos cuánticos dentro del
gas ultrafrío. Según Hall, el resultado demuestra experimentalmente que
las estructuras predichas por Dirac existen en la naturaleza.
Superconductores
Hall cree que la investigación puede ayudar en el
desarrollo y la comprensión de nuevos materiales, como superconductores
de alta temperatura para la transmisión sin pérdidas de la electricidad.
También proporciona una base más sólida para las búsquedas actuales de
monopolos magnéticos en el famoso Gran Colisionador de Hadrones (LHC)
del CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear. Modelos
teóricos previos que describen el período justo después del Big Bang
predicen que deberían ser bastante comunes, pero un modelo especial para
la expansión del Universo que se desarrolló más tarde explicó la
extrema rareza de estas partículas.
«Este es un descubrimiento increíble. Poder confirmar el
trabajo de uno de los físicos más famosos es probablemente una
oportunidad única en la vida», asegura Michael Ray, autor principal de
la investigación.
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